Tauromaquia

Cuando pienso que fuera de España aún se nos conoce mayoritariamente por el flamenco y por los toros no puedo evitar sentirme abochornada ( y por supuesto, la imagen que me hace sentir mal no es la que proyecta flamenco).
Esa imagen, para mi, equivale a la que podrían dar los romanos aquellos que organizaban todo tipo de espectáculos morbosos para que su pueblo estuviese entretenido y no protestase.
Más circo y más pan, esa es la máxima que parece seguirse en España. Mientras haya fútbol, tapas y toros, todo va bien.
Siempre me he declarado antitaurina por amor a los animales pero hace poco, una persona cercana a mi me aportó otra perspectiva muy interesante sobre el tema: el espectaculo morboso de ver a un ser humano delante de un animal de mas de media tonelada. Y esta persona me ponía de ejemplo al torero José Tomás, ídolo actual del toreo en este pais. 
Una de las particularidades del toreo de este "diestro", por la que es muy conocido, es por "arrimarse mucho" al astado, lo que le ha valido ya numerosas cogidas.
José Tomás gusta porque se pone en riesgo...la gente va a verle por el morbo de "ay, que le coge, que no le coge". 
Es decir, la llamada tauromaquia es detestable, no sólo porque se saca a un pobre animal aterrado a un lugar que le es ajeno, para ser desangrado lentamente en público, sino que también alimenta el morbo de ver a un hombre (vestido de mamarracho) poniendo en peligro su vida.
Se considera una heroicidad que un torero con un torniquete en la femoral salga arrastrándose a la arena a rematar al animal que lo ha corneado... yo eso lo veo, como poco estúpido.
 No se trata de defender a sus hijos o a seres desvalidos en general de una gran amenaza...sólo es un espectáculo.
El valor, el honor y todo eso, en una lucha desigual entre hombre y bestia...francamente me la trae al pairo. De valientes estúpidos está el cementerio lleno.
Y lo que cobran éstos señores por matar 3 reses!! Cualquier matarife mata a cientos de ellas para que los demás coman, sin tanto boato y cubiertos de porquería y no creo que cobren tanto.
Ojo, yo no soy de esas antitaurinas que se ponen en la puerta de la plaza a gritar "muerte a los toreros". Yo no deseo la muerte de ningún ser humano. Lo que si me gustaría es que encontrasen un trabajo más...provechoso para la sociedad.
Hoy me ha sorprendido lo que decía un señor en la tele.
El señor en cuestión era ni más ni menos que un catedrático de filosofía que habia quedado prendado de la fiesta nacional española porque, entre otras cosas decía, une el misterio de la lucha por la vida con la tragedía de la muerte, o algo así.
Joder, que hermoso, visto así casi hasta me convence de que desangrar a un animal hasta la muerte lentamente es un arte. Pero hay que saber mirar detrás de las palabras.
Las palabras tienen el poder de embellecer o degradar aquello de lo que hablan.
Un ejemplo:

Yo reivindico desde aqui mayor tolerancia para nuestra cotidianeidad, para esos elementos que forman parte de nosotros mismos y que rechazamos. 
Como se puede ocultar en la mayor de las vergüenzas la sinfonía de elementos vitales que nos liberan diariamente de lo superfluo de un mundo imperfecto?
Como marginar algo que nos hace humanos a la vez que nos recuerda nuestra naturaleza instintiva y animal?
Algo que se hace impuro para devolvernos la pureza, que nos recuerda cada día (en el mejor de los casos) la complejidad y perfección de la que la naturaleza nos ha dotado.
Ésta es una forma de describir algo que, al verlo (y lo vemos, que todos lo niegan pero es cierto que nos volvemos a mirarlo)nos resulta desagradable...
estaba describiendo un mojón, un zurullo, una mierda,vaya y creo que nada de lo que he dicho es mentira.
A veces es mejor un imagen que mil palabras.
Podría terminar hilando temas y exclamando "un mojón pa la fiesta nacional!", pero prefiero tener templanza y simplemente afirmar que, respetando todas las opiniones, yo personalmente preferiría no destinar parte de mi sueldo (en forma de impuestos) a colaborar en la continuidad de un "espectáculo" que para mi es tan agradable de ver como los restos de una comida una vez depuestos.